La gente estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de que permaneciese tanto en el santuario.
Jesús, al oírlo, quedó admirado y dijo a los que lo seguían: 'Os aseguro que en Israel no he encontrado a nadie con una fe como ésta.
Tiró en el templo las monedas, fue y se ahorcó.
Te quedarás mudo y no podrás hablar hasta que suceda todo esto por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su tiempo'.
Cuando salió, no podía hablarles, por lo que comprendieron que había tenido alguna visión en el santuario. Él les hacía señas y permaneció mudo.