¿cuánto más la sangre de Cristo, que por virtud del Espíritu eterno se ofreció a sí mismo a Dios como víctima inmaculada, purificará nuestra conciencia de sus obras muertas, para servir al Dios vivo?
Cuando alguien quiera ofrecer un sacrificio de reconciliación, si se trata de ganado mayor, ofrecerá delante del Señor una res sin defecto, macho o hembra.