Habrá paz en el país y nadie turbará vuestro sueño. Haré desaparecer de en medio de vosotros a los animales dañinos, y la espada enemiga no pasará vuestras fronteras.
Y tú, siervo mío Jacob, no temas -dice el Señor-; no te espantes, Israel; yo te sacaré de tierras lejanas, y a tu descendencia, del país de su destierro. Jacob volverá a vivir tranquilo y en paz, sin que nadie lo inquiete.
Y si yo hiciese venir contra este país animales dañinos que lo asolaran y redujeran a un desierto que nadie se atreviera a cruzar por miedo a las fieras,
Hará que desaparezcan los carros de guerra de Efraín y los caballos de Jerusalén, y desaparecerá el arco de guerra. Él anunciará la paz a las naciones y dominará de mar a mar y desde el río hasta los confines de la tierra.
Mandaré contra vosotros el hambre y las bestias feroces, que te dejarán sin hijos; la peste y la sangre pasarán por ti y descargaré contra ti la espada. Yo, el Señor, he hablado'.
Tendrás un hijo, que será hombre de paz con todos los enemigos de alrededor. Salomón será su nombre; yo concederé paz y tranquilidad a Israel durante los días de su vida.
Él se dio media vuelta, los miró y los maldijo en el nombre del Señor. Entonces salieron del bosque dos osas y despedazaron a cuarenta y dos de aquellos muchachos.
La misma noche en que Herodes iba a hacerlo comparecer, Pedro estaba dormido entre dos soldados, atado con cadenas; los centinelas montaban la guardia en la puerta de la cárcel.
Esto dice el Señor Dios: 'Cuando yo mande contra Jerusalén estos cuatro azotes: espada, hambre, animales feroces y peste para exterminar de ella hombres y animales,
enviaré contra vosotros fieras salvajes, que devorarán a vuestros hijos, destrozarán vuestros ganados y os diezmarán hasta el punto de quedar desiertos vuestros caminos.
haré venir contra vosotros la espada, que vengará la alianza. Os refugiaréis en vuestras ciudades, pero yo haré caer sobre vosotros la peste y seréis entregados en manos del enemigo.
El árbol del campo dará sus frutos y la tierra dará sus productos. Habitarán seguros en su tierra y sabrán que yo soy el Señor, cuando haya despedazado las coyundas de su yugo y les haya librado de las manos de quienes los tienen esclavizados.
Aquel día haré en su favor un pacto con las bestias salvajes, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; romperé en el país arco, espada y lanza y haré que duerman tranquilos.