Cuando vayáis a sembrar en el año octavo, tendréis todavía reservas de la cosecha anterior; hasta el año noveno en que llegue la nueva cosecha, tendréis reservas de la vieja'.
Sírvate esto de señal: este año se comerá lo que brote de la semilla caída, y el año que viene lo que nazca sin sembrar; pero al tercer año sembraréis y cosecharéis, plantaréis viñas y comeréis su fruto.