Cualquier israelita o extranjero residente que coma la sangre, cualquiera que sea, será objeto de mi aborrecimiento; yo me volveré contra él y lo extirparé de su pueblo,
porque la sangre es la vida de la carne, y yo os he dado la sangre para que hagáis sobre el altar el rito de absolución por vuestras vidas, pues la sangre es la que paga el rescate por la vida.
Por eso, esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Voy a volver yo mi rostro contra vosotros para vuestra desgracia y voy a exterminar a todo Judá.
Se lo fueron a decir a Saúl: 'Mira, el pueblo ha pecado contra el Señor comiendo la carne con la sangre'. Él les dijo: 'Rodad hacia mí una piedra grande'.
habéis introducido extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de cuerpo en mi santuario para que profanen mi templo, mientras vosotros me ofrecíais mi pan, grasa y sangre, quebrantando así mi alianza con todas vuestras monstruosidades.
He vuelto contra ellos mi rostro. Del fuego han escapado, pero otro fuego los devorará. Y sabréis que yo soy el Señor, cuando vuelva mi rostro contra ellos.
Porque yo he vuelto mi rostro a esta ciudad, pero para mal, no para su bien -dice el Señor-. Será entregada al rey de Babilonia, que la prenderá fuego.
¿de cuánto mayor castigo pensáis vosotros que será digno quien haya pisoteado al Hijo de Dios y haya tratado como cosa profana la sangre de la alianza por la cual fue santificado, y haya ultrajado el Espíritu de la gracia?
abstenerse de la fornicación, de comer sangre y carne sacrificada a los ídolos o de animales ahogados. Haréis bien en guardaros de estas cosas. Adiós'.
diciendo: '¡Líbreme Dios de hacer tal cosa! ¿Voy a beber yo la sangre de estos hombres que han traído el agua con riesgo de sus vidas?', y no quiso beberla. Esto hicieron los tres héroes.