A la mujer le dijo: 'Multiplicaré los trabajos de tus preñeces. Con dolor parirás a tus hijos; tu deseo te arrastrará hacia tu marido, que te dominará'.
Dios los bendijo y les dijo: 'Sed fecundos y multiplicaos, poblad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y cuantos animales se mueven sobre la tierra'.
Entonces David mandó que se la trajeran. Ella vino a su casa, y él se acostó con ella; ella acababa de purificarse de su impureza menstrual. Después se volvió a su casa.
Si da a luz una hembra, será impura durante dos semanas, como en su menstruación, y permanecerá retirada sesenta y seis días más purificando la sangre.