Su oración y su acogida, todas sus prevaricaciones y su impiedad, los lugares en los que levantó altares y puso imágenes de Aserá e ídolos antes de su conversión, están escritos en las crónicas de Jozay.
Reconstruyó las colinas que su padre Ezequías había destruido, levantó altares a Baal, hizo imágenes de Aserá y adoró a todos los astros del cielo y les rindió culto.
Abandonaron el templo del Señor, Dios de sus padres, y dieron culto a imágenes de Aserá y a otros ídolos. Esto provocó la cólera divina, que cayó sobre Judá y Jerusalén.
El rey Asá quitó la dignidad de reina a su madre Maacá, porque había hecho una imagen de Aserá; Asá destruyó la imagen y la quemó en el torrente Cedrón.
Ahora bien, manda reunir junto a mí en el monte Carmelo a todo Israel y a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel'.
Aquella misma noche el Señor dijo a Gedeón: 'Toma el toro gordo de tu padre, el de siete años, destruye el altar de Baal que tiene tu padre y corta el cipo que está a su lado.
Muerto Otoniel, hijo de Quenaz, los israelitas volvieron a hacer lo que desagrada al Señor, y el Señor dio poder a Eglón, rey de Moab, sobre Israel, porque habían hecho lo que desagradaba al Señor.
Pon atención, y no te olvides de lo que has visto con tus ojos ni lo dejes escapar nunca de tu corazón. Antes bien, enséñaselo a tus hijos y a tus nietos.
derribó los altares y las imágenes de Aserá; despedazó y pulverizó los ídolos y rompió los cipos en todo el territorio de Israel. Luego regresó a Jerusalén.
El año octavo de su reinado, siendo joven todavía, comenzó a buscar al Dios de su padre David, y en el año doce se puso a limpiar a Judá y a Jerusalén de las colinas, de las imágenes de Aserá, de los ídolos y de las estatuas.
Entonces la ira del Señor se encendió contra ellos y los entregó a Cusán Risatayín, rey de Edón. Los israelitas estuvieron sometidos a Cusán Risatayín ocho años;
Pero ellos se olvidaron del Señor, su Dios, y él los entregó en manos de Sísara, jefe de los ejércitos de Jasor, en manos de los filisteos y en manos del rey de Moab, que les hicieron la guerra.
Ellos clamaron al Señor: Hemos pecado, porque hemos abandonado al Señor y hemos servido a los baales y astartés; sálvanos del poder de nuestros enemigos y te serviremos.
Acuérdate del Señor, tu Dios: es él quien te ha dado esta fuerza y te ha procurado este poder, cumpliendo así hasta el día de hoy la alianza que hizo con tus padres.