El pueblo fue a Betel y estuvo allí hasta la tarde ante Dios, levantando su voz y haciendo gran llanto, y decían:
Entonces todo el ejército de Israel y todo el pueblo fueron a Betel y allí lloraron ante el Señor y ayunaron aquel día hasta la tarde y ofrecieron al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación.
fueron a Betel para consultar a Dios: '¿Quién de nosotros subirá el primero a luchar contra los de Benjamín?'. El Señor respondió: 'Judá'.
levantaron el grito y lloraron hasta quedarse sin fuerza para llorar.
Entre los habitantes de Galaad encontraron cuatrocientas vírgenes y las llevaron al campamento de Silo, en la tierra de Canaán.
Entonces los israelitas se hicieron fuertes y volvieron a presentar batalla en el mismo lugar del día anterior.
Cuando el ángel del Señor terminó de hablar, el pueblo se echó a llorar a gritos.
Toda la comunidad israelita se reunió en Silo y establecieron allí la tienda de la reunión. El país les estaba sometido.
Esaú dijo a su padre: '¿No tienes más que una sola bendición? Bendíceme también a mí, padre mío'. Y alzó la voz y lloró.
'¿Por qué, oh Señor, Dios de Israel, ha pasado esto, que Israel haya sido privado de una de sus tribus?'.
Los mensajeros llegaron a Guibeá de Saúl y expusieron estas cosas al pueblo, y todo el pueblo se puso a gritar y a llorar.