Entonces Manóaj oró así al Señor: 'Te suplico, Señor mío, que el hombre de Dios que enviaste vuelva otra vez y nos diga lo que debemos hacer con el niño que va a nacer'.
El ángel del Señor subió de Guilgal a Betel y dijo: 'Yo os saqué de Egipto y os traje a esta tierra que había prometido con juramento a vuestros padres, diciendo: No romperé jamás mi alianza con vosotros.
Eliseo le dijo: 'El año próximo, por estas fechas, tendrás en brazos un hijo'. Ella respondió: 'No, señor mío, hombre de Dios, no engañes a tu sierva'.
Uno de ellos prosiguió: 'Dentro de un año volveré. Para entonces, tu mujer, Sara, habrá tenido un hijo'. Sara escuchaba a la entrada de la tienda, detrás del que hablaba.
La mujer fue a contárselo a su marido: 'Me ha venido a ver un hombre de Dios; tenía el aspecto de un ángel de Dios, lleno de majestad. No le pregunté de dónde era ni él me dijo su nombre.