Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre tenido en mucho y apreciado por su señor, porque por su medio el Señor había concedido una victoria a Siria. Pero estaba leproso.
Entonces el pueblo, los jefes de Galaad, se dijeron unos a otros: 'El que comience a atacar a los amonitas, ése será el jefe de todos los habitantes de Galaad'.
La mujer de Galaad le dio también otros hijos; y cuando crecieron, éstos echaron a Jefté y le dijeron: 'Tú no tendrás parte en la herencia de nuestro padre, porque eres hijo de una mujer extraña'.