Juan 8:9

Biblia Martin Nieto

Al oír estas palabras, se fueron uno tras otro, comenzando por los más ancianos, y se quedó Jesús solo, con la mujer allí en medio.

Referencias Cruzadas

Romanos 2:15

Ellos muestran que llevan la ley escrita en sus corazones, según lo atestiguan su conciencia y sus pensamientos, que unas veces los acusan y otras los defienden,

Eclesiastés 7:22

porque tu corazón sabe que muchas veces tú también has maldecido a otros.

1 Juan 3:20

en que, si alguna vez nuestra conciencia nos acusa, Dios está por encima de nuestra conciencia y lo sabe todo.

Romanos 2:22

Tú, que dices que no hay que cometer adulterio, ¿por qué lo cometes? Tú, que aborreces a los ídolos, ¿por qué saqueas los templos?

Juan 8:10

Entonces Jesús se alzó y le dijo: 'Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?'.

Juan 8:12

Jesús les habló de nuevo: 'Yo soy la luz del mundo. El que me siga no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida'.

Lucas 13:17

Y al decir esto, todos sus adversarios quedaron avergonzados, mientras que la gente se regocijaba por los milagros que él hacía.

Salmos 71:13

Que caigan en la ruina avergonzados los que buscan mi vida, que se cubran de infamia y deshonor los que buscan mi desgracia.

Salmos 50:21

Tú haces todo esto, ¿y yo voy a callarme? ¿Es que te imaginas que yo soy como tú? Te denunciaré y te lo echaré en cara.

Salmos 40:14

Por favor, Señor, ven a socorrerme, ven corriendo a ayudarme;

Job 20:27

Desvelan los cielos su delito y la tierra se levanta contra él.

Job 20:5

es breve la alegría del malvado, su gozo es sólo de un instante?

1 Reyes 17:18

Entonces ella dijo a Elías: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has entrado en mi casa para recordar mis pecados y dar muerte a mi hijo?'.

1 Reyes 2:44

Y añadió: 'Bien sabes todo el mal que hiciste a David, mi padre; tu corazón lo reconoce; el Señor haga recaer tu maldad sobre tu cabeza.

Juan 8:2

Al amanecer estaba de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a él; y él, sentado, les enseñaba.

Juan 8:3

Los maestros de la ley y los fariseos le llevaron una mujer sorprendida en adulterio, la pusieron en medio y le dijeron:

Juan 8:8

Y, agachándose otra vez, continuó escribiendo en el suelo.