Los maestros de la ley y los sumos sacerdotes quisieron entonces mismo echarle mano, pues comprendieron que la parábola iba por ellos, pero temieron al pueblo.
Los sumos sacerdotes y los maestros de la ley, al enterarse, buscaron el modo de acabar con él, pues le tenían miedo porque toda la gente estaba asombrada de su doctrina.