La gente, al ver el milagro que había hecho Jesús, decía: 'Éste es el profeta que tenía que venir al mundo'.
Y la gente respondía: 'Éste es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea'.
Él es el que dijo a los israelitas: Dios os suscitará de entre vuestros hermanos un profeta como yo.
a preguntarle: '¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?'.
Al escuchar estas palabras, algunos de entre la gente decían: 'Éste es verdaderamente el profeta'.
'Entonces, ¿qué?; ¿eres Elías?'. Y dijo: 'No lo soy'. '¿Eres el profeta?'. Respondió: 'No'.
La mujer le dijo: 'Señor, veo que tú eres profeta.
El cetro no será arrebatado de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies hasta que venga aquel a quien pertenece y a quien los pueblos obedecerán.
Y decían a la mujer: 'No creemos ya por lo que tú nos has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y estamos convencidos de que éste es de verdad el salvador del mundo'.
La mujer le dijo: 'Sé que vendrá el mesías (es decir, el Cristo). Cuando él venga, nos lo aclarará todo'.
Él les dijo: '¿Qué?'. Ellos le contestaron: 'Lo de Jesús de Nazaret, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo,
Todos quedaron sobrecogidos y alababan a Dios, diciendo: 'Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo'.
Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus milagros, manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
La gente lo seguía, porque veían los prodigios que hacía con los enfermos.
Jesús les contestó: 'Os aseguro que no me buscáis porque habéis visto milagros, sino porque habéis comido pan hasta hartaros.
Le replicaron: '¿Qué milagros haces tú para que los veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra?
¿Crees esto?'. Le contestó: 'Sí, Señor, yo creo que tú eres el mesías, el hijo de Dios que tenía que venir al mundo'.