Había allí un hombre, enfermo hacía treinta y ocho años.
Todos los días llevaban a un cojo de nacimiento y lo ponían a la puerta del templo llamada Hermosa para pedir limosna a los que entraban.
Una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años y que había gastado en médicos toda su fortuna sin que ninguno pudiera curarla,
Jesús preguntó al padre: '¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?'. Él respondió: 'Desde la infancia;
En Listra había un hombre imposibilitado de los pies, sentado; cojo de nacimiento, jamás había andado.
Y a esta mujer, que es una hija de Abrahán, a la que Satanás tenía atada desde hace dieciocho años, ¿no se la puede soltar de su atadura en sábado?'.
Allí encontró a un tal Eneas, paralítico, postrado en una camilla desde hacía ocho años.
De camino, vio a un hombre ciego de nacimiento.
Más tarde Jesús lo encontró en el templo y le dijo: 'Mira, has sido curado. No peques más, para que no te suceda algo peor'.
pues el hombre milagrosamente curado era de más de cuarenta años.
Cómo ve ahora, no lo sabemos; ignoramos quién abrió sus ojos. Preguntádselo a él; ya es mayor y os puede responder'.
Jesús lo vio echado y, sabiendo que llevaba mucho tiempo, le dijo: '¿Quieres curarte?'.