El Padre que me envió ha dado también testimonio de mí. No habéis oído jamás su voz, ni habéis visto su rostro,
Yo doy testimonio de mí mismo, y lo da también el Padre que me ha enviado'.
A Dios nadie lo ha visto jamás; / el Hijo único, que está en el Padre, / nos lo ha dado a conocer.
Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A él, honor y poder eterno. Amén.
Y se oyó una voz del cielo: 'Éste es mi hijo amado, mi predilecto'.
Si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso. El que no ama a su hermano, al que ve, no puede amar a Dios, al que no ve.
Jamás ha visto nadie a Dios. Si nos amamos los unos a los otros, Dios está en nosotros, y su amor en nosotros es perfecto.
Jesús le dijo: 'Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre?
Procuraos no el alimento que pasa, sino el que dura para la vida eterna; el que os da el hijo del hombre, a quien Dios Padre acreditó con su sello'.
Aún estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió, y una voz desde la nube dijo: 'Éste es mi hijo amado, mi predilecto, escuchadlo'.
Entonces el Señor os habló de en medio del fuego. Vosotros oíais el rumor de las palabras, pero no veíais figura alguna; solamente oíais una voz.
Y dijeron a Moisés: 'Háblanos tú y te escucharemos; pero que no nos hable el Señor, para que no muramos'.
Si no hubiera hecho ante ellos obras que nadie ha hecho, no tendrían culpa. Pero han visto esas obras y, a pesar de todo, me odian a mí y a mi Padre.
Si se absuelve al delincuente, no aprende justicia; en la tierra de la rectitud obrará inicuamente y no verá la majestad del Señor.
y se oyó una voz del cielo: 'Tú eres mi hijo amado, mi predilecto'.
descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como una paloma, y se oyó una voz del cielo: 'Tú eres mi hijo amado, mi predilecto'.
Y empezando por Moisés y todos los profetas, les interpretó lo que sobre él hay en todas las Escrituras.
Otro es el que testifica de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.
Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es más grande; pues el testimonio de Dios es que ha testificado de su Hijo.