Porque en esto se cumple aquel proverbio: Uno es el que siembra y otro el que siega.
Sembrarás pero no segarás, pisarás la aceituna pero no te ungirás de aceite, pisarás la uva pero no beberás vino.
¡lo que yo siembre, otro lo coma, y sean arrancados mis retoños!
porque tuve miedo de ti, pues eres un hombre duro; recoges lo que no pusiste y cosechas lo que no sembraste.
Siempre que los israelitas sembraban algo, los madianitas, los amalecitas y la gente del oriente los atacaban;
El segador cobra el salario y recoge el fruto para la vida eterna. Así se alegra tanto el que siega como el que siembra.
Yo os he enviado a segar lo que no habéis trabajado. Otros han trabajado, y vosotros os habéis beneficiado de su trabajo'.
'Os aseguro que el que cree en mí hará las obras que yo hago y las hará aún mayores que éstas, porque yo me voy al Padre;