La mujer le dijo: 'Señor, dame esa agua, para no tener sed ni venir aquí a sacarla'.
Ellos le dijeron: 'Señor, danos siempre de ese pan'.
Pues los que viven según la carne piensan en las cosas carnales; y los que viven según el espíritu, en las espirituales.
Porque el salario del pecado es la muerte; pero el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Jesús les contestó: 'Os aseguro que no me buscáis porque habéis visto milagros, sino porque habéis comido pan hasta hartaros.
Ofreced sacrificios de justicia y tened confianza en el Señor.
Sabemos también que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para conocer al Verdadero. Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Él es el verdadero Dios y la vida eterna.
Pedís y no recibís porque pedís para malgastarlo en vuestros caprichos.
El hombre mundano no acepta las cosas del Espíritu de Dios; son locura para él, y no puede entenderlas, ya que hay que juzgarlas espiritualmente.
Jesús contestó: 'Anda, llama a tu marido y vuelve aquí'.
Jesús les dijo: 'Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás.