Los soldados, después de crucificar a Jesús, se repartieron la ropa en cuatro partes, una para cada uno. Dejaron aparte la túnica, tejida de una pieza de arriba abajo sin costura alguna.
Lo prendió, lo encarceló y mandó que lo custodiasen cuatro piquetes de cuatro soldados, con intención de hacerlo comparecer ante el pueblo después de la pascua.
En medio de él habrá una abertura para la cabeza, como la abertura de una coraza, con un dobladillo de fino tejido todo alrededor para que no se deshilache.