Para que se cumpliera la palabra que había dicho: 'No he perdido ninguno de los que me confiaste'.
Cuando yo estaba con ellos, yo los guardaba y los protegía con tu poder; tú me los confiaste, y ninguno se perdió, a no ser el que tenía que perderse para que se cumpliera la Escritura.
Y ésta es la voluntad del que me ha enviado, que yo no pierda a ninguno de los que él me ha dado, sino que los resucite en el último día.
Jesús respondió: 'Os he dicho que yo soy. Si me buscáis a mí, dejad que éstos se vayan'.