Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo que le había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús, que había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Luego les dijo: 'De esto os hablaba cuando estaba todavía con vosotros: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos'.
Jesús les dijo: 'Yo seré para vosotros esta noche ocasión de caída, pues así lo dice la Escritura: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño.
Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos del pueblo, de los sumos sacerdotes y de los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día.
¡Vive el Señor, tu Dios!, que no hay pueblo ni reino donde mi amo no haya mandado a buscarte, y cuando se respondía que no estabas allí, hacía jurar a aquel reino o pueblo que no te había encontrado;
Por eso, si Cristo sufrió en su carne mortal, haceos la cuenta de que también vosotros tenéis que sufrir, el que está dispuesto a sufrir en su carne ha roto con el pecado.