Judas, el que lo iba a entregar, conocía también aquel lugar, porque Jesús se había retirado allí muchas veces con sus discípulos.
Salió y fue, según su costumbre, al monte de los Olivos. Sus discípulos lo acompañaban.
Por el día enseñaba en el templo y las noches salía a pasarlas en el monte de los Olivos.
'Señor, ten compasión de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal. Muchas veces cae en el fuego y otras muchas en el agua.