El sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.
Se quedaron en acecho y enviaron espías que aparentaban ser justos, para cazarlo en alguna palabra y así entregarlo al poder y a la autoridad del gobernador.
Los que prendieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde los maestros de la ley y los ancianos estaban reunidos.
Llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote; y se reunieron todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley.