y lo llevaron primero a Anás, por ser suegro de Caifás. Éste era sumo sacerdote aquel año.
Entonces Anás lo mandó atado a Caifás, el sumo sacerdote.
Esto no lo dijo por propia iniciativa, sino que, como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús debía morir por la nación;
bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, Dios habló a Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto.
Los que prendieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde los maestros de la ley y los ancianos estaban reunidos.
Entonces se reunieron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, llamado Caifás,
Estaban Anás, el sumo sacerdote; Caifás, Juan, Alejandro y todos los familiares de los sumos sacerdotes.
Uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote aquel año, les dijo:
De casa de Caifás llevaron a Jesús al palacio del gobernador. Era de madrugada. Los judíos no entraron en el palacio para no contaminarse y poder comer la cena de la pascua.
Jesús le respondió: 'No tendrías ningún poder sobre mí si no te lo hubiera dado Dios; por eso, el que me ha entregado a ti es más culpable que tú'.