Que todos sean una sola cosa; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean una sola cosa en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
Mirad qué gran amor nos ha dado el Padre al hacer que nos llamemos hijos de Dios y lo seamos de verdad. Si el mundo no nos conoce, es porque no le ha conocido a él.
El Dios de toda gracia que os llamó en Cristo a su eterna gloria, él mismo os perfeccionará después de un breve padecer, os confirmará, os fortalecerá y os consolidará.
Padre, yo quiero que también los que me has confiado estén conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria, que me has dado, porque antes de la creación del mundo ya me amabas.
¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que os digo no las digo por mi propia cuenta; el Padre, que está en mí, es el que realiza sus propias obras.
porque les he comunicado las enseñanzas que tú me diste, y ellos las han aceptado. Ahora saben con toda certeza que salí de ti, y ya están convencidos de que tú me enviaste.
Ya no estoy en el mundo; pero ellos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guarda con tu poder a los que me has confiado, para que sean, como nosotros, una sola cosa.
Pongo en tus manos a los de la sinagoga de Satanás, que se dicen judíos sin serlo, los mentirosos; les haré venir a postrarse a tus pies para que sepan que te amo.