Jesús les dijo: 'Cuando hayáis levantado al hijo del hombre, conoceréis que yo soy el que soy y que nada hago por mi cuenta, sino que digo lo que me enseñó el Padre.
él que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados.
Pero al que fue rebajado un poco con relación a los ángeles, Jesús, le vemos coronado de gloria y dignidad por haber sufrido la muerte; de modo que, por la gracia de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos.
Con cuerdas de cariño los atraía, con lazos de amor; fui para él como quien alza a un niño sobre su propio cuello y se inclina hacia él para darle de comer.
Ellos cantaban un cántico nuevo: Tú eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque has sido degollado y has rescatado para Dios con tu sangre a los hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación.
Pues también Cristo murió una vez por los pecados el justo por los injustos, con el fin de llevarnos a Dios. Sufrió la muerte corporal, pero fue devuelto a la vida espiritual;
y dice: Poca cosa es que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de nuevo a los supervivientes de Israel. Yo te he puesto como luz de las gentes, para que llegue mi salvación hasta los extremos de la tierra.
La gente le dijo: 'Nosotros sabemos por la ley que el mesías permanece eternamente; ¿cómo dices tú que el hijo del hombre debe ser levantado en alto? ¿Quién es este hijo del hombre?'.
Arrástrame tras de ti: ¡corramos! El rey me ha llevado a sus estancias. Seamos felices y gocemos contigo. Celebremos tus amores más que el vino. ¡Con cuánta razón se enamoran de ti!
Absalón se encontró frente a frente con los hombres de David. Absalón iba montado en un mulo, y, al pasar por debajo de las ramas de una gran encina, la cabeza de Absalón se enredó en las ramas de la encina y quedó colgado entre el cielo y la tierra. El mulo siguió adelante.
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta; cuando alguno era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.