María, por su parte, tomó una libra de perfume de nardo puro, de gran precio, y ungió los pies de Jesús, enjugándolos luego con sus cabellos, por lo que la casa se llenó del olor del perfume.
María era la que ungió con perfume al Señor y le enjugó los pies con sus cabellos; su hermano estaba enfermo.
Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies, diciendo: 'Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto'.
Tú no me pusiste ungüento en la cabeza, y ésta ha ungido mis pies con perfume.
Dicho esto, fue a llamar a María, su hermana, y le dijo al oído: 'El Maestro está ahí y te llama'.
Más dulces que el vino tus amores son, suave es el olor de tus perfumes. Tu nombre es un perfume refinado; por eso las jóvenes se enamoran de ti.
Mientras el rey se halla en su diván, mi nardo exhala su perfume.
de que hizo al Señor este juramento y este voto al fuerte de Jacob:
¡Qué delicioso es tu amor, hermana mía, novia mía, qué delicioso tu amor, más que el vino! ¡Y el olor de tus perfumes más que todos los aromas!
y sólo es necesaria una. María ha escogido la parte mejor, y nadie se la quitará'.
Llegó también Nicodemo, aquel que anteriormente había estado con él por la noche, con unas cien libras de una mezcla de mirra y de áloe.
El que quiere frenarla quiere frenar el viento y aferrar el aceite con la mano.