Los sumos sacerdotes y los fariseos habían ordenado que, si alguno sabía dónde estaba, lo denunciase para prenderlo.
Por eso intentaban prenderlo de nuevo, pero se les escapó de las manos.
Sus padres hablaron así por miedo a los judíos, que habían decidido expulsar de la sinagoga al que reconociera que Jesús era el mesías.
Entonces agarraron piedras para tirárselas. Pero Jesús se escondió y salió del templo.
en pago de mi amistad me acusan, y yo no hago más que orar;
Pero algunos se fueron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el consejo y decían: '¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos milagros.