Uno de ellos, Caifás, que era el sumo sacerdote aquel año, les dijo:
Esto no lo dijo por propia iniciativa, sino que, como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús debía morir por la nación;
Entonces se reunieron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio del sumo sacerdote, llamado Caifás,
Estaban Anás, el sumo sacerdote; Caifás, Juan, Alejandro y todos los familiares de los sumos sacerdotes.
bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, Dios habló a Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto.
¿Ves a un hombre que se tiene por sabio? Más se puede esperar de un necio que de él.
Entre los formados usamos la sabiduría, pero no la de este mundo, ni la de los gobernantes pasajeros de este mundo;
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el maestro? ¿Dónde el estudioso de este mundo? ¡Dios ha convertido en tontería la sabiduría del mundo!