Pedro echó fuera a todos; luego se arrodilló y se puso a orar; se acercó después al cadáver y dijo: 'Tabita, levántate'. Ella abrió sus ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.
Pedro, al ver esto, dijo al pueblo: 'Israelitas, ¿por qué os asombráis de esto y por qué nos miráis como si por nuestro propio poder o por nuestra bondad hubiéramos hecho andar a éste?
Muchos judíos supieron que Jesús estaba allí y acudieron no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.