de ellos son también los patriarcas; de ellos procede Cristo en cuanto hombre, el que está por encima de todas las cosas y es Dios bendito por los siglos. Amén.
Que todos sean una sola cosa; como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean una sola cosa en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
porque les he comunicado las enseñanzas que tú me diste, y ellos las han aceptado. Ahora saben con toda certeza que salí de ti, y ya están convencidos de que tú me enviaste.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo. Yo juzgo como me ordena el Padre, y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
El ángel le contestó: 'El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios.
En efecto, lo que la ley era incapaz de hacer, debido a los bajos instintos del hombre, lo hizo Dios enviando a su propio Hijo en condición semejante a la del hombre pecador, como sacrificio por el pecado y para condenar el pecado en su misma naturaleza humana.
Jesús les dijo: 'Si Dios fuera vuestro Padre me amaríais, porque yo vengo de parte de Dios y aquí me tenéis; no he venido por propia cuenta, sino que me ha enviado él.
El centurión, por su parte, y los que con él estaban custodiando a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que ocurrían, tuvieron mucho miedo y decían: 'Verdaderamente éste era hijo de Dios'.
Aquí está mi siervo a quien protejo; mi elegido, en quien mi alma se complace. He puesto en él mi espíritu, para que traiga la justicia a las naciones.