Por eso principalmente los judíos querían matarlo; porque no sólo violaba el sábado, sino que también llamaba a Dios su propio padre, haciéndose igual a Dios.
David estaba muy angustiado porque la gente quería apedrearlo, pues todos estaban muy amargados, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David se confortó en el Señor, su Dios.
¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Mataron a los que predijeron la venida del Justo, del cual vosotros ahora sois los traidores y asesinos;
para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente vertida sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien asesinasteis entre el santuario y el altar.