Una noche fue a ver a Jesús y le dijo: 'Maestro, sabemos que Dios te ha enviado para enseñarnos, porque nadie puede hacer los milagros que tú haces si no está Dios con él'.
Una cosa pido al Señor, sólo eso busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida para gustar la dulzura del Señor y contemplar la belleza de su templo.
Fueron a Juan y le dijeron: 'Maestro, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, del que tú diste testimonio, está bautizando y todos acuden a él'.
El Señor se volvió, miró a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra del Señor cuando le había dicho: 'Antes que cante el gallo hoy, me negarás tres veces'.
Se puso en camino y fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, conmovido, fue corriendo, se echó al cuello de su hijo y lo cubrió de besos.
Rut le respondió: 'No insistas más en que te deje, alejándome de ti; donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios;