al cananeo de oriente y occidente; al amorreo, al heveo, al fereceo y al jebuseo, en la montaña; al hitita, a los pies del Hermón, en el territorio de Mispá.
Los cinco principados filisteos, todos los cananeos, los sidonios y los hititas que habitaban la montaña del Líbano, desde la montaña de Baal Hermón hasta la entrada de Jamat.
Mirad, yo por mí me quedo en Mispá como representante del país ante los caldeos que vengan a nosotros. Vosotros recoged la uva, los frutos y el aceite, llenad vuestras tinajas y habitad en las ciudades que vais a ocupar'.
Ven del Líbano, novia; ven del Líbano, entra. Mira desde la cima del Amaná, desde las crestas del Senir y del Hermón, desde las guaridas de leones, desde los riscos de leopardos.
El rey Asá convocó a todo Judá, sin excepción alguna; y se llevaron las piedras y el maderamen con que Basá fortificaba Ramá para fortificar con ello Guibeá de Benjamín y Mispá.
El ángel extendió su mano sobre Jerusalén para exterminarla; pero el Señor se arrepintió del mal y dijo al ángel exterminador: 'Basta, retira tu mano'. El ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo.
Entonces se preguntaron: '¿Hay alguno de entre las tribus de Israel que no haya subido a Mispá ante el Señor?'. Y resultó que ninguno de Yabés de Galaad había venido al campamento, a la asamblea.
Se preguntaron: '¿Quién de entre todas las tribus de Israel no acudió a la asamblea del Señor?'. Porque habían jurado solemnemente que quien no subiese a Mispá ante el Señor sería castigado con la muerte.
Cuando el Señor, tu Dios, te haya introducido en la tierra que vas a poseer, pueblos numerosos caerán ante ti: los hititas, los guirgaseos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los heveos y los jebuseos, siete pueblos más poderosos y más potentes que tú.
Los amalecitas ocupan la región del Negueb; los hititas, jebuseos, amorreos, la parte montañosa; los cananeos, las costas del mar y las riberas del Jordán'.
El Señor los entregó en manos de Israel, que los derrotó y los persiguió hasta Sidón la Grande y hasta Misrefot, al occidente, y hasta el valle de Mispá, al oriente. Los derrotó de tal forma que no quedó ni un superviviente.
desde el monte Pelado, que sube hacia Seír, hasta Baal Gad, en el valle del Líbano, a los pies del monte Hermón; se apoderó de todos sus reyes, a los que derrotó y dio muerte.
Y añadió: 'En esto conoceréis que en medio de vosotros está un Dios viviente que echará delante de vosotros al cananeo, al hitita, al heveo, al fereceo, al guirgaseo, al amorreo y al jebuseo: