'Moisés, mi siervo, ha muerto; ahora comienzas a actuar tú. Pasa el Jordán, que tienes a la vista, tú y todo este pueblo, hacia la tierra que voy a dar a los israelitas.
Luego Moisés llamó a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: 'Sé fuerte y ten ánimo, pues tú debes llevar a este pueblo a la tierra que el Señor juró dar a sus padres; eres tú quien le dará posesión de ella.
Aquí está mi siervo a quien protejo; mi elegido, en quien mi alma se complace. He puesto en él mi espíritu, para que traiga la justicia a las naciones.
'Recorred el campamento y dad esta orden al pueblo: Haced provisiones, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para tomar posesión de la tierra que el Señor, vuestro Dios, os da en propiedad'.
Y el Señor dijo a Satán: '¿Has reparado en mi siervo Job? No hay nadie en la tierra como él, hombre recto, íntegro, temeroso de Dios y apartado del mal'.
Yo te daré a ti y a tu descendencia después de ti en posesión perpetua la tierra en la que habitas ahora como extranjero, toda la tierra de Canaán. Yo seré vuestro Dios'.