Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos. A él obedecieron los israelitas, como lo había ordenado Moisés.
Y el Señor dio estas órdenes a Josué, hijo de Nun: 'Sé fuerte y ten ánimo, pues tú eres quien debe llevar a los israelitas a la tierra que les he prometido; yo estaré contigo'.
Es el Señor, tu Dios, quien lo pasará delante de ti; es él quien destruirá estas naciones para que tú ocupes su territorio. Será Josué el que irá a tu cabeza, como te ha dicho el Señor.
Nuestros antepasados se fueron pasando la tienda de padres a hijos y la introdujeron, guiados por Josué, en la tierra conquistada a los paganos, a los que expulsó Dios delante de ellos. Así hasta los días de David,
Pero Josafat preguntó: '¿No habrá aquí algún profeta del Señor, para consultar al Señor por su medio?'. Uno de los servidores del rey de Israel dijo: 'Aquí está Eliseo, el hijo de Safat, el que vertía agua en las manos de Elías'.
'Moisés, mi siervo, ha muerto; ahora comienzas a actuar tú. Pasa el Jordán, que tienes a la vista, tú y todo este pueblo, hacia la tierra que voy a dar a los israelitas.
hasta que el Señor dé un lugar de descanso a vuestros hermanos, como os lo ha dado a vosotros, y posean también ellos la tierra que el Señor, vuestro Dios, les da. Después podéis volver a la tierra que os pertenece para poseerla y que os dio Moisés, siervo del Señor, en Transjordania'.
Toda la comunidad de los repatriados hizo cabañas y se instaló en ellas. Desde los tiempos de Josué, hijo de Nun, no habían hecho una cosa así los israelitas hasta aquel día. Y la alegría fue inmensa.