Luego le dijeron: '¿Qué tenemos que hacer contigo para que el mar se calme?', pues el mar se embravecía cada vez más.
Aquellos hombres, llenos de miedo, le dijeron: '¿Por qué has hecho esto?'. (Por lo que había dicho sabían que huía de la presencia del Señor).
Respondió: 'Agarradme y tiradme al mar, y éste se calmará, porque sé bien que por culpa mía os ha sobrevenido esta borrasca'.