si no oprimís al extranjero, al huérfano y a la viuda; si no derramáis sangre inocente en este lugar; si no vais, para daño vuestro, en pos de dioses extraños,
Pues el Señor todopoderoso, que te había plantado, ha decretado contra ti la desgracia a causa de las iniquidades cometidas por la casa de Israel y la casa de Judá, que me han irritado quemando incienso a Baal'.
Porque tus dioses, oh Judá, son tan numerosos como tus ciudades; y tantos como las calles que hay en Jerusalén son los altares de infamia que vosotros habéis levantado para ofrecer incienso a Baal.
Elías se presentó al pueblo y dijo: '¿Hasta cuándo andaréis cojeando de las dos piernas? Si el Señor es Dios, seguidle; y si lo es Baal, seguidle a él'. Pero el pueblo no respondió palabra.
Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los homicidas, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y de azufre: ésta es la segunda muerte'.
Yo vendré a juzgaros; seré testigo acusador contra los hechiceros, contra los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan al jornalero, a la viuda y al huérfano y violan el derecho del extranjero sin ningún temor de mí -dice el Señor todopoderoso-.
a causa del mal que cometieron para irritarme, quemando incienso y sirviendo a dioses extraños, desconocidos de ellos, de vosotros y de vuestros padres.
Los caldeos que están atacando esta ciudad vendrán y la prenderán fuego, incendiarán sus casas, sobre cuyas terrazas se han ofrecido sacrificios a Baal y se han hecho ofrendas a dioses extraños para irritarme.
Este pueblo malvado, que no quiere escuchar mi palabra, que sigue el capricho de su duro corazón y va en pos de otros dioses para servirlos y postrarse ante ellos, quedará como ese cinturón, que ya no sirve para nada.
Me buscan ellos día tras día, se afanan por saber mis caminos, como un pueblo que practicara la justicia y no se apartara del derecho de su Dios; me interrogan sobre las leyes justas, desean la cercanía de Dios:
Y yo pronunciaré mis sentencias contra ellas, contra toda su malicia, porque me han abandonado para quemar incienso a dioses extraños, para postrarse ante la obra de sus manos.
¿Por qué he de perdonarte? Tus hijos me han abandonado, juran por dioses que no existen. Los he saciado, y se han hecho adúlteros; frecuentan la casa de la prostituta.
¡Pues mi pueblo me ha olvidado a mí y ofrece incienso a la pura nada! Han tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para tomar veredas tortuosas, un camino no allanado;
me han abandonado, han enajenado este lugar, han ofrecido en él incienso a dioses extraños que no habían conocido ni ellos ni sus padres ni los reyes de Judá, han llenado este lugar de sangre inocente.
porque me irritáis con las obras de vuestras manos, quemando incienso a dioses extraños en Egipto, adonde habéis venido a vivir, fraguando así vuestro exterminio y convirtiéndoos en maldición y oprobio ante todas las naciones de la tierra.
¿Habéis olvidado acaso las maldades de vuestros padres, las maldades de los reyes de Judá y las de sus mujeres, vuestras propias maldades y las de vuestras mujeres cometidas en la tierra de Judá y en las calles de Jerusalén?
Te lo juro, dice el Señor Dios: Tú has profanado mi santuario con tus ídolos y tus monstruosidades, pero también yo caeré sin misericordia y sin piedad.
Después de haber inmolado a sus hijos ante sus ídolos, entraban aquel mismo día en mi santuario para profanarlo. Esto es lo que han hecho dentro de mi templo.
quemad panes sin levadura en acción de gracias; pregonad vuestras ofrendas voluntarias, pregonadlas, israelitas, pues eso es lo que os gusta, dice el Señor.
Di a la casa de Israel: Esto dice el Señor Dios: Vosotros os contamináis con las costumbres de vuestros padres, os degradáis yendo en pos de sus prácticas detestables,