Efraín es fecundo entre las cañas; pero llegará el solano, el viento del Señor se alzará del desierto, secará sus manantiales, agotará sus fuentes y se llevará todos sus tesoros, sus objetos preciosos.
Mas fue arrancada con furor, derribada en tierra, y el viento del este agostó sus frutos; quedó rota, su rama robusta se secó y lo devoró todo el fuego.
Esto dice el Señor omnipotente: Oprimidos están los israelitas y los judíos; todos los que los han hecho cautivos los retienen y se resisten a soltarlos.
¡Convocad contra Babilonia a los arqueros! Vosotros todos, los que tensáis el arco, acampad en torno a ella, que no tenga escape. Pagadle con arreglo a sus obras; todo lo que ella hizo, haced con ella, pues se ha insolentado contra el Señor, contra el Santo de Israel.
Pues ved que yo suscito y lanzo contra Babilonia una coalición de grandes pueblos, que llegan del norte. Caerán sobre ella, y por allí será conquistada. Sus flechas, como de expertos guerreros, no caerán en el vacío.
Traeré sobre Elán los cuatro vientos de los cuatro puntos cardinales. A todos estos vientos los dispersaré, y no habrá nación adonde no lleguen fugitivos de Elán.
¡Baja, siéntate en el polvo, virgen, hija de Babilonia! Siéntate en tierra, destronada, hija de los caldeos. Pues no se te llamará más la dulce, la exquisita.
Aunque Babilonia se elevara hasta el cielo e hiciera inaccesibles sus fortalezas en las altas esferas, de mi parte les alcanzarían los devastadores -dice el Señor-.