Mi pueblo será reducido al silencio por falta de ciencia; tú has rechazado el saber, y yo te rechazaré a ti de mi sacerdocio; has olvidado la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
Hasta la cigüeña en el cielo conoce su estación; la tórtola, la golondrina y la grulla siguen la época de sus migraciones. Pero mi pueblo no conoce la justicia del Señor.
Cuando los ramos están secos, se les rompe; vienen las mujeres y los queman. Por ser un pueblo sin inteligencia no se compadece de él su creador, no le da su favor el que le ha formado.