Su aljaba es un sepulcro abierto; son una legión de héroes.
Son afiladas sus saetas, tensos están todos sus arcos; los cascos de sus caballos son como pedernal, las ruedas de sus carros igual que el huracán.
Guíame tú, Señor, por tu justicia, frente a mis opresores, allana tus caminos ante mí.
Sepulcro abierto es su garganta, con sus lenguas urdieron engaños, veneno de áspides bajo sus labios.
Sus arcos abatirán a los jóvenes y no se apiadarán del fruto de las entrañas; su ojo no tendrá compasión de los niños.
Ha clavado sus flechas en mis lomos, las flechas de su aljaba.
Esto dice el Señor: Mirad, un pueblo llega del país del norte, una gran nación se levanta de los confines de la tierra.
Están armados de arcos y espadas; son crueles, sin piedad. Su clamor es como el estruendo del mar, cabalgan en corceles, cada uno está armado para la batalla contra ti, hija de Sión.