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Referencias Cruzadas

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Jeremías 4:7

Biblia Martin Nieto

De su espesura se abalanza el león, el destructor de naciones se pone en marcha, abandona su morada para reducir tu país a un desierto; tus ciudades serán arrasadas, despobladas.

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33 Referencias Cruzadas  

Por eso el león de la selva los asalta, el lobo del desierto los destroza, el leopardo está al acecho ante sus ciudades; todo el que sale fuera es despedazado; porque son muchos sus delitos, abundantes sus rebeldías.

Contra él han rugido leones, han lanzado su aullido. Ha sido devastada su tierra, sus ciudades incendiadas, despobladas.

Yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y me respondió: Hasta que las ciudades estén devastadas y desiertas, las casas vacías y la tierra abandonada;

Vuestro país es un desierto; vuestras ciudades, pasto del fuego; vuestro suelo, ante vuestros mismos ojos, extranjeros lo devoran; es una desolación, como las ruinas de Sodoma.

La primera era como un león con alas de águila. Vi que le arrancaron las alas, la levantaron de la tierra y la incorporaron como un hombre y le dieron un corazón humano.

Oveja descarriada era Israel, acosada por leones. Primero la devoró el rey de Asiria; luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, le ha quebrado los huesos.

yo mando a buscar a todas las tribus del norte -dice el Señor- y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra este país, contra sus habitantes y contra todas estas naciones de los contornos; las aniquilaré y las dejaré convertidas en objeto de horror, de escarnio y de oprobio perpetuo.

Como un león que sube de la espesura del Jordán a un pasto de perenne verdor, así, en un instante, los haré salir de allí y estableceré a mi elegido. Pues, ¿quién hay como yo? ¿Quién me podrá desafiar? ¿Quién es el pastor que me pueda hacer frente?

Yo daré orden -dice el Señor- de que vuelvan sobre esta ciudad; que la ataquen, la tomen y la prendan fuego; y a todas las ciudades de Judá las dejaré hechas un desierto despoblado'.

Esto dice el Señor: En este lugar que vosotros decís desierto, porque no hay hombres ni animales; en las ciudades de Judá y por las calles de Jerusalén, que están ahora desoladas, sin habitantes y sin ganados, se volverá a sentir

¿Por qué has profetizado en nombre del Señor diciendo que este templo será como Silo, y que esta ciudad quedará desolada y despoblada?'. Y todo el pueblo se apelotonó contra Jeremías en el templo del Señor.

El león ha abandonado su guarida, su tierra se ha convertido en un desierto ante la espada destructora, ante el ardor de la ira del Señor.

En mis oídos ha sonado la palabra del Señor omnipotente: ¡Las muchas casas quedarán en ruinas; grandes y bellas, no habrá quien las habite!

En su tiempo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, lo atacó, y Joaquín le estuvo sometido durante tres años; pero luego se rebeló contra él.

y por este poder que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y se estremecían en su presencia. Él mataba a quien quería, dejaba vivir a quien quería, a quien quería exaltaba y humillaba a quien quería.

Como un león que sube de la espesura del Jordán a una pradera de perenne verdor, así, en un instante, les haré salir de allí y estableceré a mi elegido. Pues, ¿quién hay como yo? ¿Quién me podrá desafiar? ¿Quién es el pastor que me puede hacer frente?

Pero antes la nación y el reino que no se someta a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y no ofrezca su cuello al yugo del rey de Babilonia, serán castigados por mí con espada, hambre y peste - dice el Señor-, hasta que los ponga en sus manos.

¿Qué sabio hay que comprenda esto? ¿A quién se lo ha dicho la boca del Señor? Que lo publique, ¿por qué el país está perdido, abrasado como el desierto, por donde nadie pasa?

El año noveno de su reinado, el día décimo del mes décimo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitió; y construyeron un muro de asedio alrededor.

Ante el clamor de los jinetes y de los arqueros todas las ciudades se dan a la fuga; se esconden en los bosques, escalan las rocas. Toda la ciudad está desierta; no queda en ella un alma.

Prepararé devastadores contra ti, cada uno con sus hoces; talarán tus cedros más selectos, y al fuego los arrojarán.

Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Ya habéis visto todos los males que yo he mandado sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá; hoy son un montón de ruinas sin un alma que habite en ellas

Las ciudades populosas quedarán desiertas y la tierra será desolada, y sabréis que yo soy el Señor'.

Esto dice el Señor Dios: Quítate el turbante y la corona. Todo cambiará; lo humilde será exaltado y lo alto será humillado.

'Hijo de hombre, entona una elegía sobre el Faraón, rey de Egipto. Le dirás: ¡León entre las gentes, ya estás aniquilado! Eras como un cocodrilo en el agua, agitabas los ríos con el soplo de tus narices, enturbiabas las aguas con tus patas, removías sus corrientes.

Convertiré en desiertos vuestras ciudades, devastaré vuestros santuarios y no aspiraré más el aroma de vuestros sacrificios.

A vosotros os dispersaré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será una desolación y vuestras ciudades un montón de ruinas.

Desde Dan se siente el relinchar de sus caballos; al grito estrepitoso de sus corceles, toda la tierra tiembla. Vienen a devorar el país y sus bienes, la ciudad y sus habitantes.

Pues esto dice el Señor acerca de la casa real de Judá: Eras para mí como un Galaad, como una cima del Líbano. Pero yo te transformaré en desierto, en ciudad despoblada.

Por mi vida -dice el rey-, cuyo nombre es el Señor todopoderoso, que como el Tabor entre los montes, como el Carmelo que domina el mar, alguien ha de venir.




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