Sembrad simiente de justicia, recoged cosecha de amor, cultivad vuestro barbecho: ya es tiempo de buscar al Señor para que venga y os enseñe la justicia.
La semilla que cayó entre zarzas son los que la escuchan, pero luego se ahogan en las preocupaciones, riquezas y placeres de la vida, y no llegan a la madurez.
Lo sembrado entre zarzas es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y la seducción de la riqueza ahogan la palabra y queda sin fruto.
Pero el séptimo la dejarás descansar, sin cultivarla, para que coman los pobres de su fruto, y lo que quede lo coman las bestias del campo. Lo mismo harás con tu viña y tu olivar.