que dicen al leño: 'Tú eres mi padre', y a la piedra: 'Tú me has engendrado'. Ellos me dan la espalda y no la cara, mas cuando llega la desgracia gritan: '¡Levántate, sálvanos!'.
Alza los ojos hacia los collados y mira: ¿Hay un lugar en que no te hayas entregado? Junto a los caminos te sentabas, esperándolos como un árabe en el desierto. Has profanado esta tierra con tus prostituciones y tus crímenes.
Las piedras pulidas del torrente son tu heredad, ellas, ellas tu suerte. A ellas haces tus ofrendas de vino y presentas tus ofrendas; ¿voy a calmarme yo con eso?
Yo os conduje a un país feraz para que gozarais de sus frutos y sus bienes. Pero vosotros, nada más entrar, profanasteis mi tierra, convertisteis mi heredad en lugar aborrecible.
¡Ay de quien dice al leño: 'Despierta'!; a la piedra muda: '¡Levántate!'. ¡Éste es el oráculo! Sí, cubierta está de oro y plata, pero no tiene soplo alguno de vida.
Mi pueblo consulta a su trozo de leño, y su bastón le da respuestas porque un espíritu de prostitución le ha seducido: adoran a los ídolos y abandonan a su Dios.
Ellos descubrieron su desnudez, tomaron a sus hijos y a sus hijas y los mataron a espada. Samaría vino a ser un ejemplo para las naciones por el escarmiento que se hizo en ella.
Pero yo os digo que todo el que se separe de su mujer, excepto en caso de concubinato, la expone a cometer adulterio, y el que se casa con una mujer divorciada comete adulterio'.
Pero primero les haré pagar el doble su iniquidad y sus pecados. Porque han profanado mi tierra con los cadáveres de sus ídolos y han atestado mi heredad con sus horrores'.