'Consulta al Señor acerca de nosotros, porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos hace la guerra. Tal vez el Señor renueve en favor nuestro todas sus maravillas y nuestro enemigo se aleje de nosotros'.
El rey Sedecías mandó a Yucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías, a decir al profeta Jeremías: 'Ruega por nosotros al Señor, nuestro Dios'.
'Esto dice el Señor, Dios de Israel: Así habréis de decir al rey de Judá, que os ha enviado a consultarme: El ejército del Faraón, que venía en vuestra ayuda, se va a volver a su país de Egipto,
Samuel dijo a Saúl: '¿Por qué has turbado mi descanso, evocándome?'. Saúl respondió: 'Estoy en gran aprieto, los filisteos me hacen la guerra y Dios se ha retirado de mí; no me responde ni por medio de los profetas ni por los sueños. Por eso te he evocado para saber qué hacer'.
Mira, los terraplenes que han levantado para el asalto alcanzan ya la ciudad, y la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos, que la atacan con la espada, el hambre y la peste. Todo lo que has anunciado se está verificando, y tú lo ves.
y el Señor envió a un ángel, que aniquiló a todos los soldados, jefes y oficiales del campamento del rey de Asiria, el cual se vio obligado a regresar lleno de vergüenza a su tierra, donde murió asesinado a golpe de espada por sus propios hijos cuando estaba en el templo de su dios.
Entonces el ángel del Señor dijo a Elías, el tesbita: 'Anda al encuentro de los mensajeros del rey de Samaría y diles: ¿Es que no hay Dios en Israel, para que vayáis a consultar a Belcebú, dios de Ecrón?
El rey de Asiria trajo gentes de Babilonia, de Cutá, de Avá, de Jamat y de Sefarváyim, y las instaló en las ciudades de Samaría, en lugar de los israelitas; tomaron posesión de Samaría y habitaron en sus ciudades.
El rey Sedecías envió a sacarlo y le interrogó en secreto en su palacio: '¿Hay alguna palabra de parte del Señor?'. 'Sí', respondió Jeremías; y añadió: 'Tú serás entregado en manos del rey de Babilonia'.
Vendrá desgracia sobre desgracia, una mala noticia detrás de otra. Pedirán al profeta una visión; la ley se habrá ausentado del sacerdote, de los ancianos el consejo.
Palabra que el Señor dirigió a Jeremías cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército, con todos los reinos de la tierra sometidos a su imperio y a todos los pueblos, atacaban a Jerusalén y a todas sus ciudades.