y las montañas, en plena campiña). Tus bienes, todos tus tesoros los entregaré al saqueo por todos los pecados cometidos en las colinas en todo el territorio.
'Miqueas de Morasti, que profetizaba en tiempos de Ezequías, rey de Judá, dijo también a todo el pueblo de Judá: Esto dice el Señor todopoderoso: Sión será arada como un campo, Jerusalén se convertirá en un montón de piedras, y el monte del templo en una selva.
Sacó de allí, como había dicho el Señor, todos los tesoros del templo del Señor y del palacio real, e hizo pedazos todos los objetos de oro que Salomón, rey de Israel, había fabricado para el santuario del Señor.
Te entregaré en sus manos y ellos derruirán tus lugares de culto, demolerán tus prostíbulos, te despojarán de tus vestidos, te arrancarán tus espléndidos adornos y te dejarán desnuda y al descubierto.
Montes de Israel, escuchad la palabra del Señor Dios. Así habla él a los montes y a las colinas, a las gargantas y a los valles: Ved que yo voy a hacer venir contra vosotros la espada y destruiré las colinas,
El opresor ha alargado su mano a todos sus tesoros; ella ha visto a los gentiles penetrar en su santuario, a quienes tú habías prohibido entrar en tu comunidad.
A todas las alturas peladas del desierto han llegado los devastadores -porque el Señor blande una espada que devora-; de un extremo al otro del país no hay paz para nadie.
Así será perdonado el crimen de Jacob; éste será todo el precio del perdón de su pecado: que reduzca todas las piedras de los altares a piedras calizas pulverizadas; que no se alcen más columnas sagradas ni estelas solares.
Destruiré vuestras colinas idolátricas, destrozaré los altares de vuestros perfumes, amontonaré vuestros cadáveres sobre los cadáveres de vuestros ídolos y os aborreceré.
Entregaré también todos los bienes de Jerusalén, toda su fortuna, todos sus objetos de valor, todos los tesoros de los reyes de Judá, en manos de sus enemigos, que los saquearán, se apoderarán de ellos y los llevarán a Babilonia.
A ti me dirijo, moradora del valle, roca de la llanura -dice el Señor-, a vosotros que decís: '¿Quién podrá asaltarnos y penetrar en nuestros refugios?'.