Pues, igual que un cinturón se ajusta a la cintura del hombre, así había hecho yo que se ajustara a mí toda la casa de Israel y la casa de Judá, dice el Señor, para que fuese mi pueblo, mi honra, mi gloria y mi honor; ¡pero no me han escuchado!'.
el cual fue a nuestro encuentro, tomó el cinto de Pablo, se ató los pies y las manos, y dijo: 'Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán en Jerusalén los judíos al hombre de quien es este cinto y lo entregarán en manos de los paganos'.
'Toma unas piedras grandes y, en presencia de los judíos, escóndelas en la argamasa de la obra de ladrillo que hay a la entrada del palacio del Faraón, en Tafnis,