A mí en cambio, Señor, me conoces, pruebas mi corazón y ves que está contigo. Sepáralos como ovejas para el matadero, guárdalos para el día de la matanza.
Que sean cubiertos de vergüenza mis perseguidores, y no yo; queden ellos consternados, y no yo. Haz venir sobre ellos el día de la desgracia, destrózalos con doble destrozo.
'¡Ay, Señor! Acuérdate de que me he conducido en tu servicio con fidelidad y de todo corazón, y he hecho lo que es justo a tus ojos'. Y Ezequías rompió a llorar amargamente.
Por tercera vez le preguntó: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas?'. Pedro se entristeció porque le había preguntado por tercera vez si lo amaba, y le respondió: 'Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo'. Jesús le dijo: '¡Apacienta mis ovejas!'.
¡Señor omnipotente que juzgas con justicia, que ves los sentimientos y los pensamientos, haz que yo vea tu venganza sobre ellos, pues en tus manos he dejado mi causa!
Yo sé, Dios mío, que tú sondeas los corazones y amas la rectitud; con rectitud de corazón he hecho yo mis ofrendas, y ahora veo con gozo al pueblo aquí presente comprometerse voluntariamente contigo.
Estos hombres son como animales irracionales, destinados por ley natural a ser cazados y a morir; hablan mal contra las cosas que no conocen, y morirán como los animales;
Tú lo sabes, Señor; acuérdate de mí, cuida de mí, véngame de mis perseguidores; que no muera yo por ser tú con ellos tan paciente, piensa que por tu causa soporto tanto ultraje.
A pesar de todo, yo no te he insistido para que adelantases el desastre; no he deseado el día de la desgracia, tú lo sabes; lo que ha salido de mis labios está ante tu presencia.