Reuníos y oíd, hijos de Jacob; prestad oídos a Israel, vuestro padre.
los ricos caen en la miseria y pasan hambre, pero a los que buscan al Señor nada les falta.
Hijo mío, dame tu corazón y ten los ojos fijos en mis consejos.
Escucha a tu padre, que te ha engendrado, y no desprecies a tu madre cuando se haga anciana.
Por tanto, hijos míos, escuchadme: dichosos los que siguen mis caminos;
Ahora, pues, hijo mío, escúchame, y presta atención a las palabras de mi boca:
Hijo mío, guarda mis palabras y conserva mis mandatos.
Guarda, hijo mío, los preceptos de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre.
Hijo mío, presta atención a mi sabiduría, inclina tu oído a mi inteligencia,
Rubén, tú eres mi primogénito, mi fuerza y la primicia de mi virilidad, el primero en arrogancia y el primero en poder.
Venid, hijos, escuchadme, os voy a enseñar.
Congregaos vosotros todos y escuchad: ¿Quién de entre ellos anunció estas cosas? Mi amigo cumplirá mis deseos contra Babilonia y la raza de los caldeos.