Yo te constituiré para este pueblo, cual muralla de bronce inconmovible. Lucharán contra ti, mas no te vencerán, pues yo estaré contigo para salvarte y librarte -dice el Señor-.
Y aquella misma noche se le apareció el Señor y le dijo: 'Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi siervo'.
Yo estoy contigo. Te guardaré dondequiera que vayas y te volveré a esta tierra, porque no te abandonaré hasta que no haya cumplido lo que te he prometido'.
Uno de los jóvenes le dijo: 'Yo conozco a un hijo de Jesé, el de Belén, que toca muy bien la cítara; es valiente y hombre de guerra, sabio en sus palabras, de buena presencia, y el Señor está con él'.
Los que se encuentran bajo el yugo de la esclavitud, que miren a sus propios amos como dignos de todo respeto, para que el nombre de Dios y su doctrina no sean blasfemados.