Abrahán tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac.
Abrahán cayó rostro en tierra y se puso a reír diciéndose a sí mismo: '¿A un hombre de cien años le podrá nacer un hijo, y Sara a los noventa años podrá ser madre?'.
Su fe no decayó, aunque veía que su cuerpo estaba ya sin vigor al tener casi cien años, y que el seno de Sara estaba ya como muerto.
Abrán tenía noventa y nueve años cuando se le apareció el Señor y le dijo: 'Yo soy Dios todopoderoso; procede según mi voluntad y sé perfecto.
Y así, por la perseverancia, Abrahán alcanzó la realización de la promesa.
Abrán tenía ochenta y seis años cuando Agar le dio a Ismael.
Abrahán tenía noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio,
En seguida salió su hermano, con la mano agarrada al talón de Esaú, y le llamaron Jacob. Isaac tenía sesenta años cuando Rebeca los dio a luz.
¡Maldito el hombre que dio a mi padre la noticia: 'Un hijo varón te ha nacido', y le llenó de gozo!